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miércoles, 9 de mayo de 2012

Cima

La colina está alta, verde y limpia, mas por ella subo con la buena nueva de un ligero presentimiento, que me dicta la alegría, que me empaña las zonas oscuras del alma.
Gracia y gracejo son iguales, son grandes bocas que transmiten, que se contonean para no estar tristes. Alma, la vida de un cuerpo terso que admira las altas montañas.
La noche no puede quebrantar la gran esperanza que se abrió tras alcanzar la cumbre, porque ahí quedé tumbada, mirando la luna y poniendo la bandera verde.

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