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lunes, 13 de enero de 2014

Quietud otoñal



Y tan quieto el otoño, pero la vida, tan rápida. Paso mis estaciones junto a ti en el tren del tiempo. ¿Qué es, acaso, el tiempo?. Golosas son las horas que se paladean y quedan, siempre, a través de las miradas al cielo, de los besos y de los avistamientos de aves. El tiempo no pasa, si así lo queremos. ¿Qué es, acaso el tiempo?. Recuerdo las luces y las sonrisas de la infancia, como si fuera ayer, y parece que tienen razón los que dicen que el corazón infante sigue intacto a pesar de los años. Los años ¿Qué son?, sin la razón, sin la llave que todos llevamos en el alma, encerrada, pero dispuesta a abrir la jaula de los pájaros blancos, que nos indican que no hay tiempo, sino hojas que se secan, y estaciones que van y vienen. ¿Qué es, acaso, el tiempo?. Los soles y las lunas que vivimos son gozosos en cualquier caso. Si miramos el reloj, ¿Qué sentido tiene?, el tiempo pasa igual, pero solo el corazón y los sentimientos no envejecen. ¡Qué importante los árboles!, recuerdo su bienvenida en mis tardes de otoño. ¡Qué importante sentir en la piel los sentimientos!, ellos somos nosotros, nuestra piel, nuestros ojos. No somos físico, somos éter, alma. ¿Qué es, acaso, el tiempo?. Vivámoslo como una condición a nuestro paso por la vida y tomemos las mieles que nos ofrece esta, recordando la protección de la naturaleza, del altísimo, y de las personas que se cruzan en nuestra vida para querernos.