Y si las flores pensaran y tuvieran un cerebro y decir en voz alta su opinión de las personas, cuando cuidamos y mimamos las plantas verdes y húmedas, en una casa fresca y un agua abundante, en la que la dueña de las flores gusta de aspirar el perfume a lavanda silvestre que observa en cada paseo por su campo, el campo de todos, el campo por el que todos estamos libres y dispuestos a dispersar nuestros pensamientos colmados de indecisión y sin embargo la mezcla de estos perfumes nos hablan y nos demuestran la sencillez de este dia, que es tan sencillo como todos los dias, como los años que se pasan y los perfumes naturales siguen ahí, con la misma naturalidad, y diciéndonos que nada cambia en la naturaleza pero que nosotros discurrimos igual que un rio caudaloso.
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