La niebla todavía deja traslucir esas verdes praderas y una abeja revolotea alrededor, mientras el osezno busca comida y cuando por fin la devora, se queda dormido entre los matorrales. A lo lejos se oyen voces de personas que admiran esta maravillosa naturaleza y este oso que transita las cumbres de altas montañas que forman una hermosa cordillera, que en invierno acoge la nieve, y en verano, tal vez en verano pueda ver a ese oso que tantas veces soñé que podría abrazar, que dicen que lo vieron corretear, gentes del lugar, gente que hace senderismo, recogiendo ramilletes de té blanco para preparar infusiones calientes y degustadas bajo el calor del hogar que nos acoge, mientras mi oso se resguarda tras el calor de sus oseznos, que tienen los ojos chiquitos, que se despiertan por los finos rayos de luz, que abre sus pupilas a un nuevo amanecer soleado en verano y sombrío en invierno, y me apoderé de ti, preciosa montaña, me apoderé de ti, preciosas cumbres, donde subí acompañada de gentes del lugar a por el preciado té blanco y ver el oso, al que conseguí retratar en mi cuadernillo de pintura. Le veo pescar truchas, caminar entre los ríos, disfrutando las cascadas de ese agua pura, y le miro pensativo, dándome cuenta de lo cariñoso que es ese cálido abrazo del oso a sus oseznos, bañados bajo el agua de lluvia, con sus pupilas dilatadas por la luz, contemplando el arcoiris y mis ojos brillar por tanta belleza.
Yo pude verte aquel día osito tierno, pero tú te escondes todos los días para poder así hacerte dueño de las rocas, del río con truchas, de la hierba tan verde y tan húmeda, y cuanta gente quisiera verte, y ver a tus cachorros, y sus ojos chiquitos, que quieren ver que se esconde tras esa gran montaña y esos bosques, es mi pueblo!,pienso, mientras me arrullo entre el calor de una manta de lana y sueño que junto con tus oseznos, te visito en tu trono lleno de margaritas, dispuesto a fundar familia, a seguir la estirpe que llena éste, mi pueblo.